Como dijo Jack el Destripador, vamos por partes:
Adarve escribió:1) En ninguna de las crónicas medievales llegadas a nosotros hoy en día, se menciona que tal o cual caballero fue muerto a espada por un infante o plebeyo, siempre es por mano de otro caballero, ...
Las crónicas medievales no son un relato objetivo de los hechos, sino que están siempre incardinadas en un estrato de la sociedad y dirigidas a dicho estrato...que es el de la baja y alta nobleza. Sin embargo, por ejemplo, al leer la importancia que se dá a los peones en las siete partidas de Alfonso X, sustacialmente inferior, claro está, a los caballeros, pero significativa (y probablemente mayor que la que se les daba en otros reinos europeos), la imagen de una infantería mal equipada y peor organizada no se sostiene, y la posibilidad de que un caballero cayera bajo la espada de un plebeyo se hace más evidente.
Adarve escribió:3) Es verdad, que los grandes señores medievales, se rodearon de pequeñas tropas armadas con espadas sobre todo en el siglo XIII, pero siempre fueron escogidos entre "CABALLEROS" de menor rango, nunca entre la plebe, esta formó siempre, ese grupo irregular de infantería mal armada, o de arqueros y ballesteros algo más profesionalizados.
Ojo, que en Castilla los caballeros pardos o villanos lo eran simplemente por tener, según el fuero correspondiente, las rentas suficientes para comprar y mantener el equipo completo, sin necesidad de investitura de ningún tipo (aunque si es cierto que, con el paso del tiempo, estos caballeros buscaron su asimilación con la caballería noble.
Por otro lado, el que la nobleza se rodease de un séquito armado no viene del siglo XIII, sino de mucho antes, y yo no marcaría precisamente dicho siglo como el de mayor auje de dicho fenómeno.
Adarve escribió:4) Para ser caballero en estos siglos, debías ser armado como tal, y a partir de ese preciso instante, se te entregaba el símbolo de tu status, la espada (y espuelas doradas), a los plebeyos, se les prohibía el uso y porte de este arma.
Lo dicho antes, eso es o no es correcto según la época y el sitio, incluida la prohibición. Y dicha prohibición se podía extender a los plebeyos (hombres libres de origen no noble), o limitarse a los siervos.
Adarve escribió:5) Para estos siglos XI-XII-XIII, solo se conocen nombres asignados a espadas, ni lanzas ni escudos, eso pertenece, a la saga y mitología Nórdica de siglos anteriores, que nada tiene que ver, con los siglos que tratamos en este post..
Bueno, por un lado, cuando a mi me hablan de "sagas" ("sagas épicas", decías tu), entiendo que se refieren a las sagas nórdicas ("saga nórdica" es, en puridad, una tautología); en otro caso esperaría ver empleado el término "épica medieval occidental" o algo similar; por otro lado, sagas como la de los Sturlungas estás escritas entre los siglos XII y XIII, y aunque ciertamente están basadas en la poesía escáldica previa, también es cierto que, en mayor o menor medida, dependiendo de la saga en cuestión, reproducen modelos de la literatura cortesana medieval más meridional.
A ver, espada y caballo son, evidentemente, el epítome del caballero, por lo que las creaciones literarias por y para una sociedad caballeresca reflejarán este hecho de continuo, y efectivamente, son raros los ejemplos de yelmos, escudos, etc. con nombre en la épica medieval occidental; sin embargo, dichos elementos también se destacan: el Cantar de los Nibelungos es bastante repetitivo describiendo yelmos y escudos enjoyados y profusamente decorados; el cantar del mio Cid alguna vez se extiende ### la calidad de tal o cual loriga. Pero para analizar, a partir de dichas creaciones literarias, un fenómeno del "mundo real" como es el nombrado de espadas hay que tener en cuenta, como ya he dicho en uno u otro momento, que:
-Dicha literatura es por y para la sociedad caballeresca, que sólo es parte de la sociedad de la época; el ideal de vida caballeresco es interesante en este sentido porque, si bien se origina en una parte numéricamente minoritaria de la sociedad, transciende los límites de su estrato tanto por arriba (a la alta nobleza) como por abajo (la plebe). Pero hay que tener en cuenta que estamos hablando de un ideal, no de una realidad objetiva: esta realidad se ve influenciada, y refleja en cierta medida aquel ideal, pero no lo reproduce fielmente.
-Como creaciones literarias que son, están sujetas a una serie de convenciones, estereotipos y "normas de estilo" estrictamente literarias; en este aspecto, es significativo el hecho que aporta Mario: en los documentos "administrativos", prosaicos y no sujetos a dichas convenciones, la mención a las espadas con nombre es practicamente inexistente.
Adarve escribió:Veáis como lo queráis ver, en la edad media, siempre hubo ese gran abismo de clases, que hizo que esa clase social, los caballeros, tuviesen una mentalidad y privilegios, ...
Las cosas nunca suelen ser blancas o negras: ese "abismo entre clases" fue relativo (mayor, evidentemente, que el actual o el del siglo XVI, pero menos rígido de lo que parece a primera vista): durante la edad media se produce una pugna entre la alta nobleza y la monarquía, que, resumida, consiste en las pretensiones de la alta nobleza de mantener a la monarquía en el estatus de "primero entre iguales" que se impuso en la alta edad media, contra las pretensiones de la monarquía de situarse en un estamento claramente superior al de la nobleza ("rey por la gracia de Dios"). En el marco de este conflicto, uno de los "caballos de batalla" de la monarquía era su capacidad, según su mentalidad, de "crear nobleza", esto es, de ascender al estamento nobiliario a prebeyos, inicialmente por méritos de guerra, y según nos vamos acercando al renacimiento, también por otros servicios no militares a la corona. En qué medida dichos "ascensos" suponen simplemente una recompensa a méritos individuales o subyacen en ellos un afán de hacer visibles las diferencias que, según la monarquía, había entre ésta y la nobleza "de sangre", es algo que depende de la época y las circunstacias particulares. Un ejemplo de ello es el caso de don Miguel Lucas de Iranzo, que de origen humilde, fué elevado al cargo de condestable de Castilla por Enrique IV, con el consiguiente cabreo de parte del estamento nobiliario, entre los que destacó en su inquina Juan Pacheco, marqués de Villena, previamente (y posteriormente, en cierta medida) hombre de confianza de Enrique IV (que ya se veía de condestable el gachó, vaya) y, para más inri, aquel bajo cuyo servicio había hecho sus primeras armas y accedido a la corte el mencionado Don Miguel Lucas de Iranzo.
P.D. Bibiana, mis disculpas por militar en esta liza contra vos. Procurad ignorarme, y recordad que no es malo evitar que la realidad arruine un bello sueño.